"Conociendo a Irene"
- Mirian Milillo
- 24 ene
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 3 feb

Irene, es mi segundo nombre, que significa: "la que busca la paz". Comencé a darle visibilidad, una vez encontrado mi diagnóstico tardío de autismo, a mi edad adulta.
Nací en Buenos Aires Argentina.
Tienes que saber querido lector, que no es fácil recordar varios episodios de mi vida, que han sido muy difíciles y dolorosos, pero, lo haré por el bien de aquél que a través de mi vida, pueda serle útil poder hallar algunas respuestas que está buscando o que no sabía qué tenía necesidad de hallar.
Podrás hacerte y hacerme preguntas, pero debes saber que mucho de lo que escribo es porque lo fui elaborando por años, en terapias y consejerías. Al momento de lo vivido, no tenía herramientas para traspasar tantas adversidades, pero fueron las mismas las que me trajeron hasta acá.
Me limitaré a hablar de mí y trataré de no incluir ni exponer posibles hermanos.
Tengo muchos recuerdos de mi niñez, pero lo que más resuena en mi mente, comenzó a partir d, aproximadamente, mis tres años de edad. Creo que para mí, debe haber sido determinante, porque desde allí, seguramente comencé a mostrar varias particularidades.
Supe con el correr de los años, que llegué a mi familia sin ser buscada y se me confesó no haber sido deseada y que incluso buscaban abortarme. Aunque se me confirmó desde niña, nunca dejó de dolerme saber que definitivamente no estaba en sus planes.
Mis padres se mudaban constantemente de casa, y siempre me sentí sin hogar. Ya sea por traslados laborales, no teníamos un sitio fijo. Esto implicaba tener que cambiar de colegios, vecinos y cada vez eran sitios mas precarios e incómodos.
No se hacían festejos de cumpleaños, nunca me dejaron invitar compañeros y hacer una fiesta, Crecí creyendo que no me merecía nada.
Recuerdo con pesar el estar de aquí para allá y no sentir que perteneciera a ningún lugar, pero todo esto lo deduje muchos años después.
Toda inestabilidad, no es buena para un niño, pero si hay amor y contención, te puedes estresar menos, sufrir menos. No era el caso de mi familia, en todo momento me hacían sentir que sobraba allí.
Algo que "ella",( mi madre, a la que sólo reconozco como la mujer que me tuvo) me decía, era;"sos adoptada". Nunca hubo un contexto que yo pueda decir, "por esto me lo decía", lo hacía por el solo hecho de hacerme daño, y yo le creí porque no sabía que un niño le cree todo a todo el mundo, no sabía lo que era la literalidad.
Así que no era de esperar que notara que no me querían, crecí con un gran vacío de que ellos podrían no ser mis padres.
También escuché varias veces "autista", y lo relacionaba con algo malo porque lo usaban despectivamente y para retarme.
Pasaron muchos años hasta que en terapia se me confirmó que mis padres sabían mi condición y al escuchar esta palabra me quedé helada; "cometieron negligencia".
No fueron inocentes en su proceder, pero de niña, no solo les creía, sino que probablemente buscaba como ganarme atención y cariño.
No me daban abrazos, besos ni validación, fui huérfana dentro de esa casa y fuera también.
Fingían delante de parientes y conocidos, sobre todo ella, aunque la violencia era el pan de cada día y la conocí a edad muy temprana.
Ellos se agredían física y psicológicamente delante de mí, no importaba si era en la calle o en casa, vi situaciones que jamás un niño debe ver.
Traían esa violencia arraigada como si les gustara sacarla a relucir en todo momento.
Lo más cercano a mis tres años, fue un episodio que "ella" me contaba como toda una hazaña de lo que me había hecho. Llorabas sola y no parabas, entraba a la habitación y le pegaba a tu hermana por tu culpa pensando que ella te había hecho algo, hasta que te espié y te vi llorando y te pegué a vos porque lo hacías a propósito. Mi hermana creció creyendo que yo la odiaba, pero era "ella" la que lo generaba.
Lamentablemente, pienso que te puedes imaginar un chirlo, pero no era así, el grado de violencia física, dejaba muchas marcas y un profundo dolor en el cuerpo. Fue muy duro vivir así...
Tenía impulsos de tirar objetos, algo que también era mal visto y comencé a crecer escuchando "sos mala".
La maldad era supuestamente todo lo que hacía que me viera diferente al resto de los niños, de mis pares y primos.
Llorar era un pecado que debía ser castigado. Esto escuchaba: "encerrate en tu pieza y hasta que no se te salgan todos los demonios no salgas". Solo sé , lo digo con mucho pesar, que yo lo creía, algo estaba muy mal en mí y me merecía ese odio cada día ( eso creía).
En esa casa, tuve reiterados episodios de llanto y angustia profunda por supuestos miedos. Sonaba la sirena de los bomberos de la esquina de mi casa, y yo, no sabía que hacer. No los buscaba y lloraba sola parada en la puerta de mi pieza. Siempre odié todo tipo de éstos sonidos. Tuvieron muestras de mis dificultades otra vez, pero nada pasaba.
Qué desregulaciones constantes tuve que padecer.
Recuerdo los reproches por mi falta de hablar, de responder, más allá del miedo que le tenía, no podía verbalizar y eso le generaba odio, pero no justifico su violencia. Para que un niño pueda hablar, con o sin una condición, debe haber alguien que lo escuche y claramente yo no tenía ninguna motivación, fuerza, impulso porque tampoco generaban los espacios para que yo quisiera avanzar. Esto lo digo hoy que soy maestra y madre,.
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Sufrí varios episodios de agresividad, cada que no comía lo que me ponían en el plato.
"Hasta que no te comas toda la comida, no te levantas. Y allí permanecía castigada por no comer, Fui selectiva con la comida, pero no lo sabía. Podía pasar mucho rato sentada frente al plato y no comer, a pero para la foto "debía sonreír".

Tuve varias etiquetas, varios rótulos a causa de mis caras que las odiaban porque yo no era "normal"
Yo era vinagre; amargada ,inútil, tarada y muchas ofensas más que no podré mencionar, que claramente sabemos que no eran simples ofensas, había odio cargado en ellas.
Mi jardín de infantes, fue triste, triste porque veo hoy que no lo disfrutaba.
Hice sólo sala de 4 años y de allí a la escuela, antes de tiempo.
No recuerdo el rostro de mi señorita pero sí el de la directora. Suspiro de solo recordarla.
Recuerdo estar en la sala y llorar, llorar mucho. La señora Carmen me llevó a la dirección del jardín, me sentó en un sitio y me dio objetos. Allí era muy lindo estar. Me alzó a upa, me calmó y me dio unos regalitos; escondió galletitas en mi bolsillito del delantal. Qué bello se sintió ese rato.
Fue en ese jardín que hubo un acto. Ese día también ellos discutían y recuerdo que ella no se ocupaba de mi, sino él. Me hizo un disfraz de gotita de agua, pero lo llamativo de se día, es que ella no se sacó una foto conmigo.
La cara de esa foto y tantas otras más, fue motivo de burlas.
La busqué con la miraba muchas veces pero ese día también lloré, como tantas más.

Seguíamos de aquí para allá con algunas cosas, fuimos a parar a la casa de mi abuela paterna.
Cambié de escuelas muchas veces.
Veía poco y nada a él, casi nunca estaba en casa porque trabajaba muy lejos.
Ella no trabajaba, no tenia estudios y era muy mal hablada pero siempre hacía alarde de ser toda una señora y la gente le creía.
Compraba ropa para ella, tenía muchos zapatos y accesorios, pero, no era necesario que a mi me comprara nada, seguramente no me lo merecía y seguían generando carencias.
Así crecí con todo tipo de necesidades no cubiertas y no era porque no tuvieran muchos recursos, lo administraban mal.
Fueron varias las veces que me subieron al auto, se alejaban varios km que hoy se que eran distancias de más de 40 y allí me decían que me iban a abandonar, que me encerrarían en un pupilo.
No necesitaron dejarme allí como lo querían hacer, directamente prefirieron dejarme sola en la casa, sin llave para cuando volvía de la escuela, y tenía que entrar por una ventana de palanca como si fuera un naipe o alfombra, de costado y quedarme sola hasta quién sabe a qué hora, porque ella no regresaba. Jugaba un rato pero luego ya era llorar por tener miedo, un niño solo en su casa, jamás debió pasar, pero fueron muchas veces.
Muchas gracias por leerme.
Hasta mi próxima entrada de blog.
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